Etapa 4
Estáis cerca de los restos arquitectónicos del antiguo molino gótico de l'Avellanosa
Es un molino medieval, posiblemente del siglo XIII, que forma parte del Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña. Aparece mencionado en 1572 con ese nombre. En este conjunto, podéis ver los restos de una balsa alargada que recogía el agua del torrente de La Nou para embalsarla y utilizarla en el tiempo de sequía, y para para potenciar la fuerza de su caída. Un canal inclinado dirigía el agua al carrete que hacía girar el árbol o eje y las muelas. El molino propiamente dicho era un edificio de reducidas dimensiones, donde había lugar sólo para una persona. No había vivienda.
Está documentado que el año 1342 el monasterio de Santa María de Ripoll, cede a Bernat Puig un molino en el término de La Nou. El monasterio era propietario de diferentes tierras y molinos en la zona. Se puede decir que la construcción con las piedras que forman los muros bien dispuestas, y la estructura del mismo, corresponden a una técnica innovadora desarrollada por las grandes comunidades monásticas. Estuvo en uso hasta el año 1749, fecha en que se construyó un molino nuevo aguas abajo, en el margen derecho del torrente.
Ubicado a 876 metros sobre el nivel del mar, el pueblo de La Nou se encuentra a la altura ideal para disfrutar en un entorno propicio y sobretodo en otoño, de una buena temporada de setas. La orientación en la ladera mayoritariamente sombría de la cumbre icónica del pueblo, el Sobrepuny (1653 m), y del conjunto del macizo del Catllaràs, permite que los bosques de pino negro y hayedos en las zonas altas, y pino rojo y robledales, más cercanas al pueblo, muestren un amplio catálogo micológico cada año.
Para los amantes de la micología la diversidad que se puede observar por altura, tipo de suelo y bosque es muy amplia. De las fotogénicas amanita muscaria de las alturas a los tramposos níscalos anaranjados, a no confundir con los auténticos níscalos. Estos, junto con las negrillas, son indispensables para los amantes de la cocina, y pueblan todas las alturas.
Pero si deseáis probar auténticos setas de paladar fino, tendréis que empezar a buscarlas al finalizar la primavera. Las olorosas setas de primavera son fáciles de localizar.
Para encontrar estos deseados frutos de la naturaleza, es necesario adentrarse en el bosque. Así que recordad: no removed el suelo, no coged las setas que no estéis seguros de que son buenas y sobre todo no dejéis ningún desecho. ¡Queremos unos bosques limpios!