Etapa 3


La Cueva. Foto Francesc Escobet. Archivo Foto Luigi.
El agua ha sido siempre símbolo de vida. Ha servido para curar, para liberar culpas, para purificar... Los cristianos entran a formar parte de la congregación por el sacramento del bautismo, lo que implica derramar agua bendita por encima del recién nacido, los hindúes sumergen su cuerpo en el Ganges, el río sagrado, y los musulmanes deben lavarse ciertas partes del cuerpo con agua limpia antes de la oración.
Bernadeta Sobirós vio como brotaba milagrosamente agua cristalina de la cueva de Massabielle, que tuvo a partir de ese instante poderes curativos. Es por este motivo que cada año se reúnen millones de peregrinos buscando los poderes sanadores de esta agua.
Mossèn Comelles pocos años después de la consagración del santuario en 1886, decidió mejorar la capilla ubicada en la fuente de San Isidro en el fondo del barranco bajo el santuario. Para completar la obra, el padre creyó conveniente reproducir en la medida de lo posible la cueva occitana. Contó con el apoyo económico del Conde de Fígols, José Enrique de Olano, quien pagó las escaleras y la construcción de la cueva, así como de las aportaciones de limosnas de los fieles, tal y como ocurrió con el templo. A partir de ese momento, el padre Comellas rebautizó la fuente de San Isidro con el nombre de la Fuente de la Virgen.
Junto a la fuente había una estancia con duchas donde iban a bañarse los enfermos para curarse, pero actualmente está abandonada.
Bernadeta Sobirós vio como brotaba milagrosamente agua cristalina de la cueva de Massabielle, que tuvo a partir de ese instante poderes curativos. Es por este motivo que cada año se reúnen millones de peregrinos buscando los poderes sanadores de esta agua.
Mossèn Comelles pocos años después de la consagración del santuario en 1886, decidió mejorar la capilla ubicada en la fuente de San Isidro en el fondo del barranco bajo el santuario. Para completar la obra, el padre creyó conveniente reproducir en la medida de lo posible la cueva occitana. Contó con el apoyo económico del Conde de Fígols, José Enrique de Olano, quien pagó las escaleras y la construcción de la cueva, así como de las aportaciones de limosnas de los fieles, tal y como ocurrió con el templo. A partir de ese momento, el padre Comellas rebautizó la fuente de San Isidro con el nombre de la Fuente de la Virgen.
Junto a la fuente había una estancia con duchas donde iban a bañarse los enfermos para curarse, pero actualmente está abandonada.